Sobre nosotros

La bodega, en la entrada de Baños de Río Tobía y rodeada de viñedos, recuerda a un pequeño château borgoñón y representa la realización del sueño de Juan Carlos Sancha. Poder elaborar sus propios vinos poniendo en valor la variedad propia de la zona, la garnacha, y recuperando variedades minoritarias en peligro de extinción como la Maturana Tinta, la Maturana Blanca y el Monastel. También trabaja el Tempranillo Blanco, variedad AUTÓCTONA de Rioja.

La bodega dispone de 24 hectáreas de viñedo propio plantado íntegramente en Baños de Río Tobía, en pleno Valle del Najerilla, una zona extrema y límite de la DOCa. Todo el viñedo está plantado en parcelas muy pequeñas y con alta densidad de plantación (5.000 cepas/ha cuando lo habitual es de unas 3.000 cepas/ha) en suelos pobres, poco profundos y calizos, que obligan a la vid a reducir su vigor y su producción de uva. El resultado son vinos concentrados pero frescos al extremo, de alta calidad y con una personalidad arrolladora. Vinos que intentan reflejan con honradez el terroir, esa mágica mezcla del suelo donde nacen y el microclima en el que se desarrollan.

La actividad de Juan Carlos Sancha se ha dividido entre el asesoramiento a distintas bodegas de diferentes zonas vitícolas de España, la labor docente en la Universidad de La Rioja y la creación de su propia bodega en Baños de Río Tobía. En 2008, decidió emprender su proyecto más personal a partir del Proyecto de Investigación de Recuperación de Variedades Minoritarias autóctonas de la DOCa Rioja desarrollado en la Universidad de La Rioja junto al catedrático de Viticultura Fernando Martínez de Toda. Sorda labor de visitas a viñedos viejos de donde se lograron catalogar y rescatar unas treinta variedades en peligro de desaparición.

Así en 2007 se consiguió un hito fundamental para la Denominación: la aprobación de las nuevas variedades blancas autóctonas como la Maturana Blanca, el Tempranillo Blanco y el Turruntés, además de la incorporación de tintas minoritarias como la Maturana y el Monastel. El fin de tan ingente trabajo y de tantas horas en viñedos perdidos era claro: recuperar las raíces del patrimonio vitícola riojano.

También ha luchado, como miembro de Bodegas Familiares de Rioja, por el desarrollo de los Vinos de Municipio, de Zona y los Viñedos Singulares, que imponen la jerarquía del viñedo, su localización y la calidad del suelo donde nacen y se desarrollan.